La ansiada reforma que buscaba evitar nuevos aumentos en los salarios de los parlamentarios terminó caída a causa de falta de tiempos para su aprobación.
Una vez más, el intento de acabar con el aumento de salario de los congresistas se termina hundiendo. Desde el mismo capitolio se decidió no darle continuidad a la reforma que buscaba congelar sus salarios, explicando que a falta de apoyo por parte de varias bancadas se desestimó lo propuesto en el proyecto de ley del que se viene peleando desde hace varios años.
La propuesta presentada tenía como foco aplicar la congelación de salarios en un lapso de cuatro años a todos los congresistas, incluyendo también a otro tipo de funcionarios públicos que, al igual que los parlamentarios, gozan de ganancias por encima de los 15 salarios mínimos, idea que en principio fue muy aceptada por algunos sectores y la opinión pública.
Luis Fernando Velasco, senador del Partido Liberal y autor del proyecto, presentó su idea en un principio basado en la crisis económica que se vive tras el impacto de la pandemia y como forma de enviar un mensaje de “austeridad” a la población, teniendo en cuenta la situación por la que la mayoría de colombianos han tenido que pasar desde que inició la cuarentena hasta la fecha.
Uno de los puntos incluidos en la reforma, y que mayor polémica causó en su momento, fue la iniciativa de crear un nuevo tribunal electoral, el cual planteaba reemplazar al Consejo Nacional Electoral, debido a varias fallas que ha presentado el ministerio público y que, según expertos, debe ser reformado o cambiado lo antes posible.
Asimismo, otro punto incluído en el proyecto planteaba la idea de realizar un proceso de paridad de género, el cual consistía en obligar a los partidos políticos a la conformación de sus listas al concejo, asambleas, Senado y Cámara, con la presencia equitativa de 50% hombres y 50% mujeres, algo que al igual que el resto de puntos no prosperó.
Según las declaraciones entregadas por el senador Velasco, tras conocerse la noticia, el fracaso de la misma fue producto de una falta de voluntad política por parte de la mesa directiva del Senado y de los partidos políticos que, pese a haberse presentado con más de un mes de anticipación, no fue agendado.