La criatura fue capturada mientras intentaba cazar al ternero, sin embargo, como es una especie en peligro de extinción, muchas corporaciones piden preservar la vida del animal.
Durante este lunes festivo, se difundió un video en redes sociales en el que se ve a un oso andino cazando a un ternero, en inmediaciones del Páramo Grande en Guasca, en el departamento de Cundinamarca. El animal arrastra con sus garras al mamífero, quién ya se encuentra mal herido y se lo lleva hasta una zona baja para poder comérselo.
Pese a que las imágenes fueron muy crudas, muchas personas se encargaron de recordar que es el comportamiento natural del animal y que no se le debe castigar por algo semejante, pues solamente estaba obedeciendo al impulso de sobrevivir como cualquier animal salvaje.
Ante la posibilidad de que el oso fuera sacrificado para evitar un ataque semejante, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) publicó un mensaje en donde hicieron pública su preocupación, explicando que existe la posibilidad de que los habitantes del municipio tomen represalias contra el animal, el cual debe ser protegido por estar en vía de extinción.
“(Hacemos) un llamado a los moradores de la zona donde se habría registrado este hecho, a no atentar contra esta especie como represalia por su condición de depredador (…) Los escenarios de interacción con ganadería ocurren principalmente cuando el oso encuentra vacunos dentro del bosque o deambulando libremente. El oso puede acercarse al ganado y generar ataques sobre terneros, morderlos, arañarlos e iniciar el consumo del animal sin matarlo previamente. Esto se debe a que el oso, a pesar de ser un carnívoro, no es un cazador especializado como el puma o el jaguar”, declaró Leonardo Martínez Luque, biólogo de la CAR.
El funcionario también mencionó otro punto importante sobre el incidente y otros hechos similares que suelen ocurrir con especies de características similares, asegurando que los dueños de ganaderías ingresan e invaden una zona dónde el oso de anteojos se mueve, aumentando así el riesgo de depredación.
“Primero, el oso de anteojos nunca invadió el terreno o el sector del ternero, fue el ternero el que invadió el territorio del oso. Segundo, la finca no tenía una cerca o cercado. Tercero, estos eventos solo ocurren tres o cuatro veces al año”, afirmó Sanabria, con la idea de que se pueda salvar la vida del animal.